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El templo del futuro

40 1-2 Habían pasado veinticinco años desde que llegamos presos a Babilonia, y catorce años desde la destrucción de Jerusalén. El día diez del mes de Abib,[a] al comenzar el año, Dios me llenó de su poder y me llevó al territorio de Israel. Allí me colocó sobre una montaña muy alta, y al mirar hacia el sur pude ver muchas construcciones, como las de una ciudad. Dios me llevó a esa ciudad, y allí vi a un hombre que parecía estar hecho de bronce. Estaba de pie, junto a la entrada, y en la mano tenía una cinta de lino y una regla para medir.

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Footnotes

  1. Ezequiel 40:1 Abib. Véase nota en 29.17.